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Sería imposible y pretencioso que nosotros, personas comunes, hiciéramos un revisionismo
histórico de cada personaje que la educación y la escuela nos han servido ya “acusados
en bandeja” y que hoy, desde nuestra visión contemporánea, podríamos hacer
bajar del cadalso sin ningún preámbulo. Pensaba en tantísimas mujeres que han
sido víctimas del dedo acusador de la historia, y que el estigma las ha
acompañado, no siempre tan justamente, hasta nuestros días. Por ejemplo, y por
mencionar sólo un caso que viene a cuento con mi trabajo, pensaba en Lucrecia
Borgia, a quien, probablemente, si juzgáramos hoy desde nuestro contexto, bien
distinta podría haber sido la cosa. Pensemos en una niñita, nacida en el seno
de una familia italiana ya de por sí corrupta del siglo XV. Hija ilegítima,
producto de los amoríos de su madre con
Alejandro VI, aunque reconocida por su padrastro, nada menos que el cardenal
Rodrigo Borgia! Sólo de pensar el haber nacido en ese entorno y con estos precedentes,
me da miedo! Con apenas 11 años, sí, sí, sólo once añitos, Lucrecia había sido
ya comprometida en matrimonio dos veces, por supuesto nunca pensándose en el
bienestar o felicidad de la joven, sino en las alianzas convenientes para el
poder familiar. Y a los 13 años, ya
estaba casada. Por un minuto habría que sentir como una niña podía llegar a
resolver en el interior de su inocencia femenina, el meterse en la cama de un
viejo u otro, sólo porque era menester que la chica diera a luz a un heredero;
y si uno no podía (porque el primero fue impotente), habían de ser tantos como
los necesarios para cumplir el objetivo. Su padre la casó y la descasó a “gusto
e piacere”, según la conveniencia de un Vaticano corrupto, y era de esperar que
Lucrecia finalmente, o probablemente en búsqueda de algún afecto real (en el
sentido de realidad y no de realeza), tuviera varios romances ilícitos que la
terminaron convirtiendo en el objeto de
los “dedos acusadores” de un ambiente mucho más corrupto que ella misma o, en
todo caso, absolutamente culpable y responsable de los hijos que le daba a la
historia. Murió joven, dando a luz, y
llevó una vida a la que hoy llamaríamos “feminista”. Era culpable de ser “la
hija de”, y ha llegado a nuestros libros como “libertina” y “pecadora”,
adjetivos impuestos por los enemigos de su padre, en la mismísima Iglesia, que
son los quedan marcados a fuego!
Después, un personaje
tan rico como este, fue manipulado por grandes escritores, convengamos que no era
un personaje para despreciar: envenenadora, asesina, victimaria y víctima de
sus hijos…aunque todo esto sólo fuera consecuencia de la fantasía necesaria
para enriquecer el morbo de los lectores de las novelas de los siglos
precedentes a su tortuosa vida y que, tal vez, poco haya tenido que ver con la
realidad que vivió la mujer en su época.
Finalmente hubo, sí,
revisionistas especializados que intentaron reivindicar a esta mujer
trescientos años más tarde, y parece que Lucrecia era culta, hablaba cuatro
idiomas, poseía un gran refinamiento y dedicaba sus horas a obras de caridad!
Ahora, y nombrando sólo
este caso de cientos y miles que ha de haber y que, muchos de mis lectores que
se dedican a la historia conocerán mejor que yo, sólo me pregunto: se le podía
perdonar, por aquellas épocas y en aquel entorno, muchas virtudes a una mujer,
directa descendiente de Eva, la pecadora?
Es por casos como este
que deberíamos escarmentar, y dejar de
señalar tanto con el dedo, porque lo que hoy nos parece oscuro, pecaminoso,
cruel, insensato, nefasto…o cualquier otro de esos adjetivos que solemos usar
para marcar aquello que parece contra natura, podría, en unos años apenas
(porque el tiempo actual corre mucho más veloz que el de antaño), volvérsenos
en contra.
10 comentarios:
Parece que Lucrecia, como muy bien lo cuentas, fue una víctima dentro de una familia sin escrúpulos dedicada al poder, a la corrupción y al papado. Este figura de Alejandro VI era español de un pueblo de Valencia, podrido de ambición hasta el tuétano.
Un abrazo y gracias por tus comentarios Patzy
Jaal:
Al contrario, gracias a ti por pasar, y más aún por haberme visitado en primera instancia, permitiéndome conocer tu blog y la excelente calidad que tienes como escritor. Felicitaciones amigo. Y abrazooo
La manipulación de hechos y personajes es algo relativamente muy frecuente, sobre todo cuando los comportamientos no entran dentro de la ortodoxia oficial.
Un saludo.
Cayetano:
Si tú lo dices, ha de ser así...porque confío en los profesores de historia! Je! Abrazoooo, y gracias!
Bien, he aprendido historia, solo tenía el nombre y que ser una Borgia, era algo terrible. FELICITATE, ahora se quien es verdaderamente Lucrecia Borgia y lo que padeció.
Gracias y buen finde!!
Eduardo:
Jaja! Nooooooooo, lejos estoy yo de enseñar historia, sólo puse el caso de Lucrecia Borgia como ejemplo del tema que quería tratar...Tal vez esta mujer fue mala de verdad, no sé...lo que critico es lo despiadada que fue la sociedad a lo largo del tiempo con algunas personas: mujeres, santos, artistas, soldados, etc. Sólo eso. Besitos, y gracias por pasar!
ANTES LA SOCIEDAD ERA DESPIADADA, PERO AHORA EXISTEN CIERTOS PREJUICIOS CON RESPECTO A SITUACIONES QUE NO CAMBIAN. HAY CODIGOS QUE SIGAN INTACTOS AUNQUE DIGAN QUE LA SOCIEDAD ESTÁ PREPARADA.
EXCELENTE LO QUE HAS CONTADO, ME HAS ILUSTRADO BASTANTE.
BESOS
Luján:
Y, sí, hoy todavía hay mucha hipocresía...no todo es del color que parece, verdad? Me alegra que te haya interesado el post. Un gran abrazooo!
Interesantísimo post, he leído algún libro sobre su persona...
Bohemia:
Sí, es un personaje atrapante. En general, todo el mundo del renacimiento tiene historias muy particulares, muy fuertes, tan diferentes todas! Gracias por pasar, y un gran abrazo!
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