La inspiración

3D Digital art by Patzyar - © All Rights Reserved

La inspiración artística nace de una búsqueda constante de objetos, circunstancias, hechos, personas y dota al artista de una fuerza creadora que lo anima a creer que dará vida a un elemento diferenciador.

Etimológicamente “inspiración” proviene del latín “inspiratĭo” y, además de llamarse así al proceso físico que hace que el aire del exterior ingrese a los pulmones,  es también esa “iluminación”  que una divinidad o fuerza sobrenatural parece aportar a una persona en pleno estado creativo. Como la inspiración no se ejercita ni surge de la voluntad,  se la debe diferenciar del trabajo o del entrenamiento.  La inspiración está más bien vinculada al estímulo que aparece espontáneamente, como “aflorando” desde el interior del creativo.
Esta acepción del término “inspiración”, tiene su origen en la cultura helénica, ya que en ella existían “las musas” o diosas responsables del estímulo creador del artista.

Aún en la actualidad el término Musa se aplica, no solo para definir al elemento motivador del artista sino, también, para explicar la afluencia creativa en cualquiera de las materias artísticas: “a ver si encuentro a mi musa” solemos escuchar, lo que sería lo mismo que expresar: “a ver si viene a mí la inspiración”!

Para los griegos había nueve musas inspiradoras:

- Calíope, la musa de la poesía épica y la elocuencia.
- Erato, la de la canción amatoria.
- Melpómene, la de la tragedia.
- Talía, la de la poesía bucólica y  la comedia.
- Urania, la de la astronomía y las ciencias.
- Clío, la de la epopeya.
- Euterpe, la de la música.
- Polimnia, la de la poesía sacra y los cantos sagrados.
- Terpsícore, la de la danza
Hoy en día hasta se dictan seminarios en los que se enseñan técnicas  para alcanzar “una inspiración artística espiritual”, algo así como lograr, mediante formulaciones previas y  repetición de ciertos actos, una determinada predisposición que  incentive el pensamiento  creativo. Artistas eran los de antes, diría mi abuela! Sin embargo no es tan así! Ya Homero y Hesíodo, en las primeras discusiones sobre la naturaleza de la inspiración, destacaban cuánto de importante son tanto los aspectos rituales, como los orígenes divinos del “aliento de un dios”. Por ejemplo en el oráculo de Delfos las sibilas recibían el vapor y los humos divinos antes de realizar una profecía.

Más allá de por quién o gracias a quien aparezca tu inspiración…el proceso previo, la preparación, la ambientación, y todo lo que podamos agregar para facilitar la “llegada de las musas”, es un rito muy atractivo. La buena música, la hora del día, la luz artificial o natural, el silencio, la soledad, la compañía…hay de todo, y para todos los gustos!

Pero, hay una inspiración que poco requiere de las musas, una de las más importantes a la que muy pocos o nadie se ha podido resistir, y de la que todo tipo de artistas ha “echado mano” a lo largo de la historia: el amor, ese sentimiento que, en todas sus formas y expresiones, ocupa un lugar importantísimo en la sensibilidad humana y, más aún, en la artística.

Si tienes un amor, o si no lo tienes, aún si nunca lo tuviste o no albergas la posibilidad de tenerlo alguna vez…si te dejó, si te persigue, si te asfixia, si te desprecia, si te cela, si te ignora, si te necesita, si te mata…allí está, expuesto en tu obra, casi cobrando vida propia, e invitando a aquellos que no tienen el talento para expresarlo en un lienzo, o en una melodía, o en unos versos…a padecerlo, a compartirlo, a disfrutarlo o a odiarlo contigo.